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Arquitectos: Arquitetos Associados
- Área: 742 m²
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Fotografías:Pedro Sales
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Serra do Cipó, situada en la región central de Minas Gerais, es famosa por sus cascadas, sus formaciones rocosas y su impresionante diversidad florística. Fue precisamente la vegetación de un terreno concreto lo que llamó la atención de cinco parejas, escaladores y amantes de la naturaleza, que compartían el sueño común de construir una villa para pasar el fin de semana. El futuro pueblo se llamaría Iapó, que en tupí significa "río de raíces", posiblemente el nombre original de la región.
El proyecto se basó en algunos principios no negociables, construidos colectivamente con el equipo de arquitectos. El primero y más importante era la implantación de las cinco viviendas y el espacio de uso común, que debía respetar plenamente la presencia de los distintos árboles de tamaño medio y grande, aunque ello supusiera crear una disposición más heterodoxa entre los volúmenes. La cuidadosa definición de los niveles de implantación respetando la topografía, equilibrando cortes y terraplenes, hizo que se necesitara el mínimo movimiento de tierras, favoreciendo una vez más la presencia de los árboles en el terreno.
El segundo principio estaba en la solución arquitectónica de las cinco casas. Su volumetría se definió a partir de acciones de diseño que favorecieron la sostenibilidad ambiental, articulándola con cuestiones funcionales, constructivas y estéticas de las viviendas. Los lados más grandes de los volúmenes fueron dotados de doble cerramiento, con ladrillos cerámicos en el exterior y bloques de hormigón en el interior, lo que creó una condición de excelente inercia térmica para estas superficies que reciben la mayor parte de la luz solar.
Esta solución también garantiza una condición adecuada para las instalaciones del edificio y genera más privacidad entre una casa y otra. La segunda estrategia consistió en crear la posibilidad de aberturas casi totales en las caras menores del volumen, asegurando una condición óptima de ventilación natural cruzada. Por último, la adopción de un tejado a una sola pendiente hacia la parte trasera aumenta la altura de la apertura frontal de las casas, favoreciendo la ventilación natural.
Un principio fundamental del proyecto era también la racionalización de los recursos naturales mediante el uso de agua de lluvia y energía solar. Los planos de la cubierta funcionan como grandes colectores de agua de lluvia, dirigiéndola a un sistema de conductores y depósitos para su tratamiento y utilización.
Además, el sistema de colectores solares para calentar el agua garantiza un importante ahorro de electricidad. Por último, la adopción de materiales de construcción y mano de obra local garantizó una importante reducción del impacto del transporte de materiales y personal a la obra. La idea de una obra de bajo impacto favoreció la preservación de la flora y la fauna locales y contribuyó a un proceso de construcción con una interferencia mínima en la vida cotidiana de los vecinos.
Villa Iapó materializa la posibilidad de conciliación entre la construcción y el uso de los edificios, por un lado, y el respeto y el cuidado de la preservación del medio ambiente, por otro. Un camino posible para la difícil transformación de una idea tan repetida, pero aún tan difusa como la sostenibilidad ambiental en la praxis diaria.